lunes, marzo 29, 2010

Puede ser el perdón... pero nunca el olvido!!!!

Quizás porque estos días me han parecido algo anárquicos y desordenados (y no por el terremoto), es que hoy tengo ganas de recordar aquello que perderemos si dejamos que las noticias titulen con el masivo despliegue policial para este día... o si permitimos que el "nuevo" Gobierno se encargue de ignorar aquello que sucedió en un lejano 1985 (despertando recién de otro terremoto).

Un 29 de marzo de 1985 aparecieron torturados y degollados: Santiago Esteban Nattino Allende (artista plástico), José Manuel Parada (sociólogo, ex funcionario de la Vicaría de la Solidaridad) y Manuel Leonidas Guerrero Ceballos (profesor y dirigente de la Asociación Gremial de Educadores de Chile). Habían sido secuestrados por agentes de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (Dicomcar).

Y hoy es nuestro deber recordarlos.

Por aquellos días, cuando amigos, conocidos y anónimos morían en protestas; cuando partíamos sábado a sábado a la Vicaría para tener noticias del tío Jaime, cuando de la mano de mi madre caminaba por las calles de Santiago gritando y mostrando al mundo lo que en Chile pasaba; por esos días -además- en que muchos chilenos (igual que hoy) sufrían los estragos del movimiento de la tierra... un grupo de asesinos se da el lujo de aumentar el número de muertos... seguramente habrán pensado que el país vivía otro duelo, y que por tanto este pasaría inadvertido, en medio de la tragedia nacional.

Qué gran error. Qué nivel de ingnorancia supina.

25 años más tarde estamos acá, y aunque este caso (aunque costó mucho) está esclarecido, nos debe hacer recordar que hay muchos otros que aún no... que el juicio y castigo aún es un intangible para muchas familias, que si la Vicaría existiera, aún iríamos a preguntar por el tío Jaime, que nunca apareció.

En el tan manoseado "Chile del Bicentenario", que sufre uno de los desastres naturales más grandes de su historia, con medio país en el suelo... hay todavía una grieta que atraviesa las almas... tal vez mucho más profunda y que aún no somos capaces de restaurar.

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