lunes, diciembre 04, 2006

"Que no se muera todavía... que siga sufriendo"

Y en medio de la euforia nacional por la nueva-meta-cumplida de la Teletón, se nos enferma el tata... ¿Habrá sido por el impacto que le causó saber que al menos una de las iniciativas que comenzó en su dictadura ha prosperado hasta el día de hoy? Tendría que estar más informado tatita, no tiene nada de que infartarse, la mayoría de las propuestas comenzadas en su asesino régimen continuan hasta el día de hoy, encabezadas por la Constitución.

Desperté el domingo con la noticia. Pinocho enfermo y al borde de la muerte... y mi primer pensamiento fue "Que no se muera todavía... que sufra no más". Y enseguida me pareció increíble. ¿Tener tanto odio en el corazón y tal vez en el alma como para desearle a otro ser humano una cosa así? la verdad es que sí, tengo ese odio, un odio que va en contra de todas mis prédicas de paz y amor en el mundo, de tolerancia y aceptación del otro.

Es que con Pinocho eso no se puede. Después de ver que ha vivido todos estos años en la más absoluta impunidad, habiendo asesinado, conspirado para asesinar, torturado, robado, mentido y haberse reído de todo un país, incluso de quienes lo siguen... ahí está, viviendo en una mansión, con todas las comodidades que ya se quisieran los cientos de ancianos sin hogar de este país...¿Qué se puede hacer frente a eso? Sólo tener odio.

Sin embargo, ese odio no es sólo al general, también es a cómo la sociedad chilena se ha relacionado con él desde que dejara la comandancia de las fuerzas armadas, cuándo se dio el lujo de sentarse en el congreso (gracias a su constitución), y cómo durante todos estos años nos ha visto la cara una y otra vez, y nosotros nos hemos dejados como ingenuos, todos nosotros.

Este odio también es hacia mí.

¿Cómo hemos dejado que todo esto pasara? ¿Porqué los medios estarán tan abocados a informarnos sobre un vejete asesino, senil y ladrón? ¿Tanto le importa Pinochet a nuestra sociedad? Creo que sí, y esa será su principal recompensa, el que aún lo odiemos, que queramos que sufra... y que un puñado de viejas de mierda lo ame y lo siga... esas provocaciones son las que mantienen viva a la hierba mala... la regamos para que crezca, la alimentamos para que no muera.

Y me da rabia tener este odio... pero tampoco quiero dejar de tenerlo... nos tendremos que morir todos nosotros (los hijos de la dictadura y de padres y abuelos desaparecidos y torturados) para que esto acabe, y la sociedad chilena debe hacerse cargo de ello en lugar de taparlo con frases bonitas de reconciliación que no convencen a nadie.

Creo que en lugar de que operen del corazón a Pinochet, tal vez Chile debiera operarse de Pinochet... un ser indeseable, que por mucho que necesitemos extirpar, nos sirve para alimentar la importencia que nos da un sistema social que no se ha hecho cargo de otros corazones que llevan más de 30 años luchando, y que se mueren de a poco, en el más absoluto silencio y sin ninguna cobertura mediática.

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